A la hora de explorar la Vieux Nice (la Niza de antaño) el entorno ayuda a recordar como era. La zona hasta hace poco, estaba separada de los barrios circundantes por el río Paillon. Esto la dejo aisalada o resguardada del resto del circuito de curiosos turistas.
No fue sino hasta 1921, que el barrio más antiguo de la ciudad llegó a ser completamente accesible, cuando el río fue cubierto y el Vieux Pont (Puente viejo) fue demolido . Y sin embargo, el espíritu del lugar sigue manteniendo una posición muy combativa, celosa de su independencia virtual. El antiguo barrio es, sin lugar a dudas, la sangre y las visceras de Niza.
Este cambio en el ritmo barrial ha generado algunos cambio en las costumbres y en los comercios. Los bares han pulido un poco su imagen tradicional, hay más restaurantes y tiendas, pero los residentes originales están lejos de ser superados en número y ellos marcan otros tiempos y usos. Ésta es la parte de la ciudad donde las señoras de edad se reunen por la mañana en la panadería a contarse chismes, y donde las fiestas locales y las procesiones se toman muy en serio.
La discreta fachada de Église de Jesús o el palacio Lascaris son puertas de entrada a mundos olvidados, mientras que la repentina sorpresa nos invade al entrever la Catedral de Sainte Réparate, por la apertura de entre las pequeñas calles, es una de las vistas más hermosas de la Riviera. Pero quizás el mayor de los tesoros de Vieux Nice es el Cours Saleya, donde está el mercado de flores y también muchos de los más concurridos bares de la ciudad y restaurantes. Si usted solo tiene tiempo para tomar apenas un café, entonces bébalo aquí.
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